El índice MSCI Global, que sigue a los mercados bursátiles mundiales, y los rendimientos de los bonos del Tesoro de Estados Unidos cayeron el martes en medio de una mayor incertidumbre. Los inversores optaron por abstenerse de invertir en activos de riesgo, mientras que los futuros del petróleo registraron ganancias ante la preocupación por posibles interrupciones del suministro en medio de la escalada del conflicto en Oriente Próximo tras el ataque de Irán a Israel.
No obstante, los índices bursátiles estadounidenses cerraron por encima de los mínimos intradía y los rendimientos de la deuda pública estadounidense también se estabilizaron. Los participantes en el mercado esperan que no sea inevitable una nueva escalada del enfrentamiento en la región a pesar de la tensa situación.
Irán disparó el martes una serie de misiles balísticos contra Israel en respuesta a los ataques de las fuerzas israelíes contra posiciones de Hezbolá en Líbano, apoyadas por Teherán. Washington condenó las acciones de Irán y dijo que estaba consultando con la parte israelí sobre una posible respuesta, después de que el ejército estadounidense apoyara a Israel en el rechazo del ataque.
El dólar estadounidense se fortaleció en medio de las tensiones geopolíticas, mientras que el oro, tradicionalmente considerado un activo refugio en tiempos de crisis, subió más de un 1% durante la sesión. Los inversores siguieron buscando activos refugio, temiendo una mayor desestabilización en la región.
Los precios del petróleo también subieron por la preocupación de que una escalada del conflicto pueda desencadenar interrupciones del suministro. Cualquier interrupción del transporte de petróleo podría ejercer una presión significativa sobre los mercados mundiales de la energía.
Además de los riesgos geopolíticos, los inversores en EE.UU. se enfrentan a otros desafíos. El huracán Helen amenaza la costa, y una huelga de trabajadores portuarios ha paralizado casi la mitad del tráfico marítimo en las costas este y sur de EEUU. Las negociaciones de nuevos contratos con los propietarios de los puertos aún no han dado resultados, lo que aviva el temor a nuevas interrupciones del suministro.
Estos factores están creando un ambiente tenso en los mercados mundiales, obligando a los inversores a buscar puertos seguros y alejarse del riesgo a corto plazo.
Las bolsas estadounidenses se vieron sometidas a una presión adicional después de que los índices clave S&P 500 y Dow Jones alcanzaran máximos históricos el día anterior. La situación se agravó en medio de varios factores negativos a la vez: desde las huelgas portuarias a las consecuencias del huracán y la escalada en Oriente Próximo.
«Había euforia en el mercado, pero ahora es el momento de evaluar con sobriedad los riesgos. El huracán, las huelgas y los misiles iraníes son golpes importantes para la confianza de los inversores», afirma Carol Schleif, directora de inversiones de BMO Family Office. En su opinión, la situación es tal que cualquier acontecimiento negativo puede cambiar significativamente la dirección de la negociación.
Explicó que la huelga de los trabajadores portuarios ya está perturbando la infraestructura de suministro en la costa este, y las secuelas del huracán Helen añaden más incertidumbre. Pero el tercer factor, según la experta, supone la mayor amenaza: el lanzamiento de misiles iraníes contra Israel, que podría fácilmente derivar en un conflicto más grave.
El aumento de las tensiones en la escena internacional ha apoyado al dólar y también ha impulsado la demanda de los bonos del Tesoro de Estados Unidos. Según Schleif, los inversores se muestran ahora prudentes y prefieren activos con riesgos mínimos, con la esperanza de que la situación se estabilice y no se convierta en una crisis en toda regla.
Los precios del petróleo en los mercados mundiales subieron con fuerza al principio, pero luego retrocedieron parcialmente desde los máximos del día. Clay Seigle, analista independiente de riesgos políticos, subrayó que cualquier ataque israelí contra instalaciones petrolíferas iraníes podría causar importantes interrupciones del suministro, con una reducción potencial de las exportaciones de más de un millón de barriles diarios.
«Una escalada en la región podría provocar importantes perturbaciones en el mercado energético, con un impacto inmediato en la economía mundial», opinó Seigle. Añadió que la probabilidad de que los precios del petróleo sigan subiendo sigue siendo alta, dada la fragilidad de la oferta en la región.
El martes, el crudo estadounidense subió un 2,44%, hasta $69,83 por barril, mientras que el Brent europeo subió un 2,59%, hasta $73,56. A primera hora del día, ambas referencias mostraban ganancias superiores al 5%, lo que indicaba nerviosismo entre los participantes en el mercado.
Las bolsas estadounidenses estuvieron bajo presión. El índice Dow Jones cayó 173,18 puntos, perdiendo un 0,41%, y cerró en 42.156,97 puntos. El índice S&P 500 cayó 53,73 puntos, o un 0,93%, hasta los 5.708,75 puntos. El índice Nasdaq Composite de empresas tecnológicas cedió 278,81 puntos, un 1,53%, y cerró en 17.910,36 puntos.
La situación actual de los mercados refleja el temor de los inversores a una posible intensificación de los riesgos geopolíticos, que podría repercutir gravemente en todos los activos clave, desde las acciones y los bonos hasta las materias primas.
Los mercados mundiales terminaron la sesión con descensos. El índice MSCI, que sigue la evolución de la renta variable en todo el mundo, perdió 6,09 puntos (o un 0,71%) y cerró en 845,69 puntos. Los mercados europeos también flaquearon, con el índice STOXX 600 cayendo un 0,38%, lo que indica la ansiedad general de los inversores.
El índice de volatilidad CBOE, conocido como el indicador del «miedo» en Wall Street, saltó a 19,25, el nivel más alto desde principios de septiembre. El salto indica nerviosismo en el mercado, que se ha intensificado en medio de los riesgos mundiales y la incertidumbre sobre la geopolítica.
Las divisas refugio, como el yen japonés y el franco suizo, mostraron una notable fortaleza, ya que los operadores buscaron activos seguros en medio de la preocupación por la escalada del conflicto entre Irán e Israel. Los inversores empezaron a centrarse en instrumentos más estables, reaccionando a los rumores de posibles ataques mucho antes de que la noticia se confirmara oficialmente.
El dólar estadounidense también registró sólidas ganancias en medio de los sólidos datos de empleo de EE.UU. y los duros comentarios del jefe de la Reserva Federal, Jerome Powell. El lunes, Powell reiteró la necesidad de mantener la actual política monetaria, lo que redujo las expectativas de una mayor flexibilización de las tasas de interés. En este contexto, el índice dólar, que sigue su cotización frente a una cesta de divisas clave, se fortaleció un 0,45%, hasta 101,20.
El euro perdió terreno, un 0,58% hasta $1,1069. El dólar, a pesar del fortalecimiento general, no pudo mantenerse frente al yen japonés, registrando un ligero descenso del 0,08% hasta 143,51. Los inversores volvieron a decantarse por la divisa nipona en medio de las crecientes tensiones en Asia y la preocupación por la ralentización del crecimiento en Europa.
En busca de seguridad, los inversores centraron su atención en los bonos del Tesoro de Estados Unidos, lo que se tradujo en un descenso de los rendimientos en los tramos largo y corto de la curva. El rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años cayó 6,3 puntos básicos, hasta el 3,739%. El rendimiento de los bonos a 2 años, estrechamente ligado a las expectativas sobre los tipos futuros de la Reserva Federal, cayó 4,3 puntos básicos, hasta el 3,6084%.
Estos indicadores señalan que los participantes en el mercado se están preparando para nuevas turbulencias y están reduciendo las inversiones de riesgo, decantándose por activos más fiables. La dinámica observada demuestra el fortalecimiento de los sentimientos defensivos y la tendencia de los inversores a evitar riesgos importantes.
La inestabilidad en Oriente Próximo ha obligado a los inversores a recurrir a los tradicionales activos refugio. El director de renta fija de Bryn Mawr Trust, Jim Barnes, afirmó que los mercados están adoptando por ahora una actitud de espera. «Esperamos que la calma actual dure. Si no, la atención del mercado se desplazará a las implicaciones a más largo plazo», señaló.
Con la inestabilidad geopolítica como trasfondo, los metales preciosos volvieron a ser el centro de atención. El oro al contado subió un 0,91%, hasta $2658,39 la onza, mientras que los futuros estadounidenses del metal subieron un 0,95%, hasta $2661,10 la onza. Esto indica un fuerte deseo de los inversores de asegurar sus activos mientras los mercados mundiales siguen tensos.
A pesar de la caída generalizada de los índices bursátiles, los valores energéticos registraron ganancias. Las acciones de Exxon Mobil subieron un 2,3% gracias a la subida de los precios del petróleo, que aumentaron un 2,4%. Esto pone de relieve la gran sensibilidad del sector energético a cualquier cambio en el mercado de hidrocarburos.
Los valores de defensa han sido unos de los principales beneficiarios de las actuales tensiones geopolíticas. Northrop Grumman registró una subida del 3%, mientras que las acciones de Lockheed Martin se dispararon un 3,6%. Como resultado, el índice S&P 500 Aerospace & Defence marcó un nuevo récord, lo que indica un fuerte interés por las empresas militares y relacionadas con la seguridad.
En medio de la ansiedad general, las empresas de servicios públicos también se sintieron seguras, y el índice S&P 500 Utilities Index sumó un 0,8%. Se trata de una reacción típica del mercado en tiempos de volatilidad, en los que los inversores buscan activos estables y que paguen dividendos para protegerse de las fuertes oscilaciones.
Entre los perdedores de los últimos acontecimientos se encuentran las compañías aéreas. Grandes operadores como Delta Air Lines perdieron un 1,6% ante la preocupación de que la inestabilidad geopolítica y el aumento de los precios del combustible repercutan negativamente en las operaciones de las compañías. Esta dinámica pone de relieve la vulnerabilidad del sector de la aviación ante cualquier perturbación externa, incluidos tanto los conflictos militares como las catástrofes naturales.
En este contexto, los inversores siguen buscando refugios seguros en un esfuerzo por minimizar el riesgo y preservar el capital mientras la economía mundial se ve sometida a presiones desde todos los frentes.
Ante el aumento de los riesgos geopolíticos, los expertos han observado un mayor nerviosismo entre los inversores. Peter Tooze, presidente de Chase Investment Counsel, advierte de que una posible escalada del conflicto podría presionar seriamente a los mercados bursátiles. «Si la situación sigue agravándose, podríamos ver un descenso prolongado, ya que los inversores temen consecuencias imprevisibles», afirma. Incluso el impulso positivo observado a principios de año podría no disuadir a los participantes en el mercado de realizar ventas masivas si la situación se recrudece, afirmó.
Los datos publicados el martes mostraron resultados dispares en la economía estadounidense. El número de puestos de trabajo vacantes aumentó en agosto, lo que indica un mercado laboral estable. Sin embargo, la actividad manufacturera, según el índice del Instituto de Gestión de Suministros (ISM), fue sólo de 47,2, por debajo de las expectativas de los analistas (47,5). Esto indica una continua ralentización del sector manufacturero y aumenta la inquietud acerca de un mayor crecimiento económico.
Los inversores se centran en los próximos datos del mercado laboral, como las solicitudes de subsidio de desempleo, que se publicarán el jueves, y el informe mensual sobre el empleo, que se publicará el viernes. Estas cifras podrían influir en las decisiones de política futura de la Reserva Federal. Según la herramienta FedWatch de CME Group, los operadores estiman la probabilidad de un recorte de tasas de 50 puntos básicos en noviembre en un 38%, por encima del 35% del lunes, pero muy por debajo del 58% registrado hace una semana. El sentimiento actual pone de relieve que la incertidumbre persiste y que el mercado intenta adaptarse al nuevo entorno.
El 18 de septiembre, la Reserva Federal estadounidense recortó las tasas de interés en 50 puntos básicos, primer paso de un nuevo ciclo de flexibilización monetaria. Esta decisión indicaba la intención del regulador de apoyar la economía en un contexto de crecientes riesgos mundiales. Sin embargo, los acontecimientos posteriores han puesto en duda la eficacia de este paso, y ahora la atención de los participantes en el mercado se centra en qué medidas seguirán a continuación.
La situación en los puertos estadounidenses sigue siendo tensa. La huelga de los trabajadores de la Costa Este y la Costa del Golfo ha paralizado casi la mitad del tráfico marítimo, lo que ya ha repercutido negativamente en la logística y las cadenas de suministro. Las negociaciones para un nuevo contrato aún no han dado resultados, lo que aumenta la incertidumbre de empresas e inversores. Este factor añade otra capa de riesgo al panorama general, y los mercados siguen de cerca la evolución de la situación.
Con todos estos acontecimientos como trasfondo, los participantes en el mercado están dando muestras de cautela analizando detenidamente los datos económicos que van llegando y tratando de minimizar sus riesgos en un entorno altamente volátil.
Aunque es improbable que la huelga de los trabajadores portuarios estadounidenses provoque problemas de suministro tan generalizados como los que se produjeron durante las fases álgidas de la pandemia de COVID-19, sí aporta una gran incertidumbre a las perspectivas económicas. Los expertos señalan que la paralización del transporte marítimo podría crear dificultades a la hora de evaluar la estabilidad económica general, lo que a su vez complica la tarea de la Reserva Federal de elegir la política monetaria óptima.
El sentimiento negativo prevaleció en el mercado bursátil estadounidense. En la Bolsa de Nueva York (NYSE), el número de valores a la baja superó al de los alcistas en una proporción de 1,32 a 1. La presión fue aún más pronunciada en el Nasdaq, de gran peso tecnológico, donde la proporción fue de 2,36 a 1 a favor de los valores a la baja. La presión fue aún más pronunciada en el Nasdaq, de gran peso tecnológico, donde la proporción fue de 2,36 a 1 a favor de los valores a la baja. Esto indica que los inversores, temiendo un posible empeoramiento de la situación, prefieren reducir posiciones y fijar beneficios.
Durante la jornada, el índice S&P 500 registró 51 nuevos máximos de 52 semanas y sólo dos nuevos mínimos, lo que indica cierto optimismo entre los distintos sectores. Al mismo tiempo, la situación en el Nasdaq parecía menos positiva, con 75 nuevos máximos y 137 nuevos mínimos que ponían de manifiesto la gran volatilidad y la dinámica inconexa de los valores.
En medio de un nerviosismo exacerbado, los volúmenes de negociación en las bolsas estadounidenses aumentaron considerablemente. El número total de acciones que cambiaron de manos ascendió a 13.160 millones, cifra significativamente superior a la media diaria de 11.980 millones de acciones de las últimas 20 sesiones. Este aumento del volumen indica que los participantes en el mercado están reaccionando activamente a los acontecimientos actuales, ajustando sus estrategias ante la creciente incertidumbre.
La situación actual de los mercados bursátiles refleja la preocupación general de los inversores y su deseo de reaccionar rápidamente a los cambios en el trasfondo geopolítico y económico. En un futuro próximo, el factor clave será la estabilización o el mayor deterioro de la situación, que determinará el estado de ánimo y los vectores de movimiento de los activos mundiales.
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